Las holandas obtenidas mediante la destilación de vinos blancos selecionados, se envejecen en barricas de roble americano, por el método tradicional de soleras. Al final de la crianza se extrae una pequeña cantidad de viejo brandy, de cada una de las más antiguas soleras y se procede a rellenar estas barricas con brandys de reserva, de más de dos años de vejez. Así se obtiene este viejísimo y noble brandy.